
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos han señalado la falta de sueño como un asunto de salud pública de gran importancia. No obstante, en Centroamérica, específicamente en Costa Rica, el análisis y la concienciación sobre este problema merece una mayor atención para determinar su implicación en el desarrollo nacional.
La investigación internacional ha destacado que la falta del sueño no solo afecta la salud y el bienestar individual, sino que también desempeña un papel crucial en el rendimiento cognitivo y la productividad laboral. La privación del sueño se ha asociado con diversos eventos adversos, como accidentes de tráfico, accidentes industriales, errores médicos, ausentismo laboral y bajo rendimiento. Además, estudios sugieren que la falta de sueño puede aumentar en un 13% el riesgo de mortalidad por enfermedades cardiacas, cerebrovasculares, inmunitarias, cáncer y metabólicas. Estos hallazgos subrayan la importancia de abordar la privación del sueño, más allá del bienestar personal, como un problema de salud pública y laboral que puede afectar el desarrollo socioeconómico del país.
Con el fin de comprender mejor el impacto del sueño en términos económicos, ponemos de referencia un estudio realizado en 2016 en cinco países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE): Reino Unido, Canadá, Alemania, Estados Unidos y Japón.
Costos económicos de la falta del sueño en cinco países de la OCDE

Esta figura muestra las pérdidas económicas que tuvieron 5 países de la OCDE en el año 2016 por la falta de sueño de los trabajadores. Estados Unidos encabezó la lista con pérdidas de $411 billones, seguido por Japón con $138 billones. Asimismo, países como Reino Unido, Alemania y Canadá también se destacaron con pérdidas de $21.4 billones cada uno.
Costo anual estimado en términos de PIB

En el mismo estudio mencionado anteriormente, se llevó a cabo una proyección hasta el año 2025 en términos del PIB. En la primera columna, se mantiene el problema de dormir menos de 6 horas por noche. En la segunda, se simula el escenario en el que se resuelve completamente el problema de la falta de horas de sueño, con todas las personas durmiendo entre 7 y 9 horas, tal como recomienda la National Sleep Foundation. En la tercera, se supone que las personas que duermen entre 6 y 7 horas logran alcanzar las horas recomendadas.
Factores de riesgo que contribuyen a la falta de sueño de los trabajadores
IMC.
Tabaquismo.
Mala alimentación.
Poca actividad física.
Salud mental.
Preocupaciones financieras o familiares.
Falta de flexibilidad laboral.
Presiones de metas poco realistas.
Horarios irregulares de trabajo.
Vivir lejos del trabajo.
Algunas repercusiones económicas de la falta de sueño
La falta de sueño o el sueño de mala calidad pueden tener diversas repercusiones económicas negativas, algunas de las razones clave son:
Sobrepeso y obesidad:
La privación de sueño puede contribuir al aumento de peso y, eventualmente, a condiciones de salud. Estas condiciones generan costos económicos significativos debido a la necesidad de atención médica continua.
Sistema inmunológico:
La falta de sueño y la mala calidad del sueño pueden afectar el sistema inmunológico, aumentando así el riesgo de enfermedades y reduciendo la capacidad del cuerpo para combatir infecciones. Esta situación no solo aumenta los costos asociados con la atención médica, sino que también puede llevar a un mayor riesgo de mortalidad (aumentándolo hasta en un 13%).
Memoria y productividad:
El sueño insuficiente afecta la capacidad de concentración y la memoria, lo que a su vez reduce la productividad en el trabajo. Esto puede traducirse en pérdidas económicas para las empresas y la economía en general.
Accidentes de tránsito y laborales:
La somnolencia excesiva debido a la falta de sueño puede ser un factor contribuyente a los accidentes laborales y de tráfico. Estos incidentes no solo tienen un impacto en las personas, sino que también generan costos económicos considerables en términos de la empresa y de la atención médica.
Recomendaciones para mejorar el sueño en los trabajadores
Flexibilidad en el horario laboral:
Permitir horarios flexibles o la opción de trabajar desde casa puede ayudar a los empleados a gestionar mejor su tiempo y compromisos personales, lo que puede reducir el estrés y mejorar la calidad del sueño al permitirles adaptar su horario laboral a sus necesidades de descanso.
Informar de hábitos de sueño saludables:
Proporcionar recursos y programas de educación sobre la importancia de un buen sueño y cómo mejorar los hábitos de sueño puede ser muy beneficioso. Esto puede incluir talleres, seminarios o materiales educativos sobre higiene del sueño y técnicas de relajación.
Apoyo para la gestión del estrés:
El estrés crónico es uno de los principales culpables de los problemas de sueño. Las empresas pueden implementar programas de bienestar que incluyan técnicas de manejo del estrés, como meditación, mindfulness o ejercicios de respiración, para ayudar a los empleados a reducir el estrés y conciliar el sueño más fácilmente.
Fomentar la actividad física:
La actividad física regular está vinculada a un sueño de mejor calidad. Las empresas pueden incentivar la práctica de ejercicio físico mediante la provisión de instalaciones deportivas, descuentos en gimnasios locales o la organización de actividades deportivas en grupo, lo que puede contribuir a que los empleados duerman mejor.
Crear un entorno de trabajo saludable:
Un ambiente de trabajo saludable puede incluir aspectos como la iluminación adecuada, la ventilación y la ergonomía. Además, es importante establecer políticas que promuevan el equilibrio entre la vida laboral y personal, evitando las expectativas poco realistas de disponibilidad fuera del horario laboral y fomentando el descanso adecuado.
Bibliografía
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