El sueño REM: una fase crítica para el cerebro humano
- Dr. Tito Cabezas
- 19 sept
- 3 Min. de lectura
Dormir no es un estado uniforme ni pasivo. A lo largo de la noche, nuestro cerebro atraviesa distintas fases que cumplen funciones específicas y esenciales. Entre ellas, el sueño REM (siglas en inglés de “Rapid Eye Movement” o movimientos oculares rápidos) destaca por su papel único en la arquitectura del sueño. Esta etapa representa entre el 20 y el 25 % del ciclo de sueño en adultos sanos y es la más asociada con los sueños vívidos.

Durante el sueño REM, el cerebro muestra una actividad eléctrica sorprendentemente similar a la vigilia, mientras el cuerpo permanece en un estado de parálisis temporal que impide que actuemos nuestros sueños. Esta fase cumple funciones esenciales para nuestra salud cognitiva, emocional y neurológica. Es durante el REM cuando el cerebro procesa y reestructura emociones, consolida memorias complejas y refuerza habilidades motoras aprendidas.
Lo que ocurre en esta etapa no solo determina cómo recordamos y sentimos al día siguiente, sino también cómo nos desarrollamos, aprendemos y nos adaptamos emocionalmente a lo largo de la vida. Entender el sueño REM es entender una de las herramientas más poderosas del cuerpo para sanar, aprender y crecer.
La fábrica nocturna de la memoria y la emoción
Durante el sueño REM, el cerebro fortalece las conexiones neuronales implicadas en la memoria emocional y en el aprendizaje procedimental. Esto significa que durante esta fase se consolidan recuerdos ligados a experiencias significativas, y también se refuerzan habilidades motoras adquiridas, como tocar un instrumento o practicar un deporte.
Además, el sueño REM modula la actividad de la amígdala, el centro emocional del cerebro, y restablece su conexión con la corteza prefrontal. Esta restauración permite regular mejor las emociones al despertar, previniendo reacciones desproporcionadas ante situaciones cotidianas y aumentando la resiliencia frente al estrés. Asimismo, investigaciones recientes sugieren que el REM permite la reestructuración de experiencias emocionales dolorosas, contribuyendo a un estado emocional más equilibrado.
Un pilar del desarrollo cerebral infantil
En recién nacidos, el sueño REM representa cerca del 50 % del total del sueño. Esta alta proporción no es casualidad: durante las primeras etapas de la vida, esta fase resulta crítica para el desarrollo del sistema nervioso central. Promueve el crecimiento sináptico, la formación de nuevas conexiones neuronales, y facilita la organización funcional del cerebro, sentando las bases para el aprendizaje, el lenguaje y la percepción.
Consecuencias de interrumpir el sueño REM
Cuando el sueño REM se ve crónicamente reducido o interrumpido, las consecuencias son profundas. Trastornos como la apnea obstructiva del sueño fragmentan esta fase, lo que se ha vinculado con deterioro cognitivo, alteraciones del estado de ánimo y somnolencia excesiva durante el día. De igual forma, ciertos fármacos, como algunos antidepresivos y ansiolíticos, pueden suprimir esta fase, afectando la memoria y la regulación emocional.
Una terapia emocional cada noche
El sueño REM no es solo el escenario de nuestros sueños más vívidos; es un engranaje fundamental en la salud humana. Uno de los descubrimientos más impactantes sobre el sueño REM es su capacidad para “desintoxicar” emocionalmente el cerebro.
Esta etapa, influye en cómo aprendemos, cómo sentimos y cómo enfrentamos la vida cada día. Por eso, cuidar el sueño REM mediante una higiene del sueño adecuada, horarios consistentes y hábitos saludables no es un lujo ni una recomendación opcional: es una inversión esencial en nuestra salud mental, emocional y cognitiva. Dormir bien es vivir bien.
Referencias
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